Palermo adoquín, en un mes deberán reponerlos en casi 40 cuadras

La medida fue tomada por la Justicia porque son patrimonio cultural. Desde el Gobierno dijeron que se habían desgastado y eran peligrosos.

Para preservar el patrimonio arquitectónico y la identidad barrial, la Justicia porteña puso un freno a las intervenciones que el Gobierno de la Ciudad realiza sobre las calles más tradicionales de Palermo.

Un fallo dictado por el Juzgado Nº 20 del Fuero en lo Contencioso Administrativo y Tributario exige a las autoridades reponer los adoquines originales que fueron reemplazados por réplicas planas o por asfalto en todas las arterias de esa Comuna, la 14, que se encuentran protegidas por ley.

El dictamen firmado por la titular del juzgado, Cecilia Mólica Lourido, llegó tras la demanda de un grupo de vecinos de Palermo. La decisión rige para todas las cuadras cuyas características estén amparadas por la normativa 4806, en la que se prevé un catálogo definitivo de las calles construidas con adoquinado granítico que integran el patrimonio cultural de la Ciudad.

De esta forma ahora se supo que el Gobierno porteño cuenta con un plazo de 30 días -que cuentan desde el 23 de febrero, fecha de la resolución- para restaurar las cuadras intervenidas.

Para eso, “podrá efectuar los trabajos que sean necesarios para que recuperen su estado original, sustituyendo cualquier elemento que difiera de la materia utilizada originariamente”, indica el fallo.

En el mismo documento dice que “se impone” al Gobierno de la Ciudad “el deber de informar adecuada, fundada y ampliamente a los vecinos, por los medios que considere pertinentes, en todos los casos, las obras proyectadas; las que sea necesario realizar de manera urgente; así como los motivos que, en ambos casos, las justifican. Ello, con la debida antelación posible”.

Las calles alcanzadas por esta protección en algún tramo de sus trazas son: Aguilar, Julián Alvarez, Amenábar, Arcos, Concepción Arenal, Arévalo, Arribeños, Báez, José Cabrera y Ciudad de la Paz. Convención, Costa Rica, Darregueyra, Darwin, Del Signo, Santos Dumont, El Salvador, French, Teodoro García, Gorostiaga, Guatemala y Guise.

La lista también incluye a Gurruchaga, Lavalleja, Malabia, Lucio Mansilla, María Catalina Marchi, Matienzo, Maure, Nicaragua, Olleros, Olleros (avenida), Pringles, Santa Rosa, Soria, Villanueva, Voltaire, Vuelta de Obligado y Emilio Zola.

Sus defensores dicen que los adoquines representan parte de la historia porteña, le aportan tradición y valor cultural a los barrios e incluso, para algunos vecinos, son también un aporte a la seguridad vial, ya que hacen que los vehículos transiten a menos velocidad.

En tanto, los motivos de la eliminación de adoquines responden a “intervenciones mínimas y necesarias con el fin de anular rápidamente el peligro que generaban”, según fuentes del Ente de Mantenimiento Urbano Integral (EMUI).

Esta fuente explicó que hay un desgaste natural de las piezas graníticas que genera malformaciones en la calzada, causado también por la intervención de terceros -entre ellos, empresas de servicios- . Frente a esos casos, “optó por realizar la reparación en el menor plazo posible para recomponer la libre circulación por la Ciudad”, señalaron.

En el fallo, el Ente también explica que debió asfaltar sobre granito determinadas franjas de las esquinas de todas las calles con el fin de permitir el ascenso y descenso de sillas de ruedas, en virtud del plan “Accesibilidad 100%” y expuso de manera genérica su opinión acerca de la “inseguridad vial” que generan los adoquines.

Más allá de esos argumentos y salvo expresas excepciones que deberán ser evaluadas y justificadas por una autoridad competente, las cuadras adoquinadas de Palermo seguirán formando parte de una postal que encanta a vecinos y turistas.

“La protección del patrimonio histórico de la Ciudad no es solo un deber impuesto por nuestra Constitución, sino también un derecho colectivo que es necesario garantizar, como salvaguarda de nuestra identidad, para el propio disfrute y el de las generaciones futuras”, expresó Lorena Lampollio, la defensora oficial que intervino en la causa.

Otros casos

Desde noviembre de 2013, las calles empedradas están consideradas por ley patrimonio cultural de la Ciudad. Y lo de Palermo tiene  antecedentes. Por ejemplo, en San Telmo.

Ocho meses después de la sanción de esa norma, el Gobierno porteño empezó a levantar parte de los adoquines de la cuadra de Carlos Calvo, entre Paseo Colón y Balcarce, y de la de Balcarce entre el Pasaje Giuffra y Estados Unidos.

Pero un amparo judicial frenó las obras, las calles quedaron inutilizables durante un año y la Ciudad finalmente tuvo que restablecer el diseño original.

En abril de 2014, y luego de más de un año de litigar, la Justicia destrabó la obra para reparar los adoquines en dos cuadras de San Telmo, que estaba parada por un reclamo vecinal. Esos arreglos fueron el punto de partida para un proyecto más amplio, por el cual el Gobierno porteño se comprometió a reparar 22 cuadras del Casco Histórico.

Cuatro bulevares de los sueños porteños

Un año después de la aprobación de la ley, quisieron reemplazar los adoquines por hormigón y asfalto sobre la avenida Juramento, entre las vías del Mitre y la avenida Cabildo, en Belgrano. El motivo invocado: el deterioro de la calzada.

Pero una ONG presentó un recurso de amparo porque decía que la obra era ilegal. Finalmente, aunque la Justicia entendió que los adoquines de esta avenida no estaban amparados por la norma, ordenó a la Ciudad preservar los que se quitaran.

En enero de este año se modificó la norma: las zonas protegidas se mantienen pero se habilitó la remoción de los adoquines desgastados o dañados y su uso para otros fines.

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