En un contexto en el que cada gota cuenta, las campañas de donación de sangre que se organizan en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires buscan un objetivo claro y urgente: acercar el banco de sangre a la comunidad y garantizar que los hospitales públicos dispongan de reservas seguras para todos aquellos que, en un momento crítico, puedan necesitarlo.
“Donar es un acto sencillo que salva vidas y que no exige más que un gesto de solidaridad de pocos minutos”, repiten con convicción los organizadores de estas jornadas.
Y lo cierto es que detrás de cada extracción hay historias que se sostienen, pacientes que reciben la transfusión que les permite continuar su recuperación y familias que encuentran en la solidaridad anónima un motivo de esperanza.
Las donaciones se realizan fuera del ámbito hospitalario, pero bajo los mismos protocolos y normas técnicas que rigen en los bancos de sangre.
No se trata de una colecta improvisada, sino de operativos cuidadosamente planificados que cumplen con la seguridad de donantes y receptores.
Este año, en articulación con el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), la campaña incluye además la posibilidad de sumarse al Registro Nacional de Médula Ósea (RNMO).
Este paso es vital: cuanto más grande sea la base de datos, mayores serán las probabilidades de que un paciente que necesita un trasplante encuentre un donante compatible.
La iniciativa tiene también un fuerte componente pedagógico. En cada jornada no solo se extrae sangre, sino que se informa, se derriban mitos y se despejan dudas que aún hoy persisten entre la población.
No son pocos los que creen que donar puede debilitar o que requiere estar en ayunas, cuando en realidad se trata de un proceso seguro y sencillo. Las condiciones son claras: tener entre 16 y 65 años, pesar más de 50 kilos y gozar de buena salud. El único requisito es asistir con DNI o documento identificatorio.
El calendario de septiembre contempla varios puntos de encuentro. El miércoles 10, la Universidad de Buenos Aires abre las puertas de su Facultad de Derecho (en el emblemático Salón de los Pasos Perdidos) entre las 9:30 y las 15:00.
El jueves 18, el espacio de coworking “La Maquinita” (Niceto Vega 4736) recibirá donantes de 9:30 a 14:30. El martes 23 será el turno de RH Positivo (Av. del Libertador 4401) de 9:00 a 15:00.
Finalmente, el sábado 27, el Club Atlético River Plate prestará su SUM (con ingreso por Alcorta y Sáenz Valiente) para una jornada que se extenderá de 8:30 a 14:30.
Las cifras oficiales muestran que la Argentina aún está lejos de alcanzar la meta de autosuficiencia en materia de donación voluntaria y habitual de sangre.
Según datos del Ministerio de Salud, apenas tres de cada diez donantes en el país se acercan de manera voluntaria, mientras que la mayoría lo hace en situaciones de urgencia o por pedido específico de algún familiar o amigo.
Cambiar esta tendencia es uno de los grandes desafíos de campañas como las que se vienen desplegando en la Ciudad.
“Necesitamos que la donación se convierta en un hábito social y no en una reacción frente a la emergencia”, explican desde la organización Damos+, una de las entidades que colabora con la difusión de estas jornadas.
Esa visión coincide con la estrategia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que desde hace años promueve la donación regular, voluntaria y no remunerada como la vía más segura para garantizar la disponibilidad de sangre.
Quienes alguna vez se sentaron en la camilla saben que el procedimiento es breve, indoloro y sumamente cuidado.
En menos de 15 minutos se concreta la extracción, que equivale a 450 mililitros, es decir, menos del 10% del volumen total que circula en el organismo.
El cuerpo humano se recupera de inmediato y, lo más importante, cada unidad puede salvar hasta tres vidas, ya que se separa en glóbulos rojos, plasma y plaquetas.
Pero la campaña no se detiene ahí. Con el mismo gesto solidario, los voluntarios pueden dejar asentada su decisión de integrar el Registro Nacional de Médula Ósea.
Este registro, gestionado por el INCUCAI, se conecta con bases internacionales y permite que un paciente con leucemia, aplasia medular u otras enfermedades de la sangre tenga una segunda oportunidad.
En la actualidad, miles de argentinos dependen de esta red y solo un porcentaje muy bajo encuentra un donante compatible dentro de su familia. Por eso, ampliar el número de inscriptos es una tarea urgente.
Participar es sencillo: al momento de donar sangre, se extrae una pequeña muestra que se utiliza para tipificar los datos genéticos del donante.
Esa información se carga en el registro y, en caso de surgir una compatibilidad con un paciente en cualquier parte del mundo, el voluntario es contactado para confirmar su decisión. No se trata de un compromiso inmediato, pero sí de un paso enorme hacia la construcción de una sociedad más solidaria.
En lo personal, acompañar estas campañas me deja siempre la sensación de que, pese a los problemas cotidianos y a la vorágine de la ciudad, la solidaridad sigue viva y tangible.
Ver a estudiantes, trabajadores, familias enteras acercarse a donar en medio de su rutina habla de una comunidad que no se resigna al individualismo.
Cada vez que cubro una jornada como esta, me llevo la certeza de que la salud pública no se sostiene solo en médicos y hospitales, sino también en gestos anónimos que marcan la diferencia.
Las donaciones de sangre y médula no son un tema menor ni un dato aislado. Son, en definitiva, la base de un sistema que permite que las emergencias médicas tengan respuesta.
Por eso, la invitación está abierta: donar es dar vida, y hoy más que nunca es necesario que ese mensaje llegue a todos los rincones de la ciudad.