Con una postal dorada sobre el río y una tarde cargada de alegría, el ciclo «Atardeceres en la Ciudad» volvió a conquistar a vecinos y turistas el pasado 25 de mayo.
El Parque Carrasco se transformó en un escenario vibrante donde la música, los sabores y el juego compartido se mezclaron bajo el cielo porteño.
Queremos que todos los vecinos vivan el espacio público como una extensión de su casa, con propuestas gratuitas y de calidad que los inviten a quedarse, a disfrutar y a conectarse con otros, afirmaron desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana del Gobierno porteño, responsable del programa.
Desde el mediodía y hasta que el sol se escondió detrás del horizonte ribereño, el Parque Carrasco, ubicado en la costanera norte, ofreció un ambiente ideal para vivir un feriado diferente.
Con entrada libre y gratuita, cientos de familias, grupos de amigos y parejas se acercaron a disfrutar de una jornada que conjugó naturaleza, cultura y gastronomía en un mismo lugar.
El eje de la propuesta giró en torno a los DJ sets en vivo, con una curaduría musical pensada para acompañar cada momento del día.
A medida que la tarde avanzaba, los ritmos iban evolucionando y el parque se convertía en una gran pista de baile al aire libre.
Además, se dispusieron livings con reposeras y alfombras para descansar, y una amplia zona de juegos que incluyó ping pong, metegol y un enorme jenga de madera, ideal para los más chicos y también para los adultos nostálgicos.
La gastronomía fue otro de los grandes atractivos del encuentro. Más de diez foodtrucks ofrecieron desde hamburguesas gourmet y opciones vegetarianas hasta helados, jugos naturales y café de especialidad.
La propuesta culinaria apuntó a cubrir todos los gustos y presupuestos, con foco en productos frescos y de elaboración artesanal.
La edición del 25 de mayo no fue casual: aprovechar el feriado nacional fue una estrategia pensada para convocar a más vecinos y fomentar el disfrute de los espacios verdes de la ciudad.
Este tipo de eventos buscan consolidar el uso del espacio público como punto de encuentro e integración comunitaria.
En ese sentido, el Parque Carrasco viene siendo sede habitual de distintas actividades organizadas por el Gobierno de la Ciudad en el marco de programas culturales y recreativos, con una fuerte impronta ambiental y social.
“Este parque tiene una vista privilegiada del río, pero además es un lugar que hemos recuperado y puesto en valor para que los vecinos se apropien de él”, detalló una funcionaria del área.
Y no es un dato menor: en los últimos años, la Ciudad ha puesto el foco en la recuperación y el rediseño de parques y plazas con el objetivo de ampliar la superficie verde por habitante y mejorar la calidad de vida urbana.
En el caso puntual del Parque Carrasco, se sumaron senderos accesibles, nueva luminaria LED, señalética renovada y mobiliario urbano inclusivo.
El ciclo “Atardeceres en la Ciudad” forma parte de una serie de propuestas que combinan arte, entretenimiento y vida saludable.
La elección del atardecer como momento central no es azarosa: es un horario que favorece la participación de todos los grupos etarios y que, además, conecta emocionalmente con la naturaleza y el entorno urbano.
Ver caer el sol sobre el río mientras suena buena música y se comparte una comida entre amigos es una experiencia que cada vez más porteños valoran.
Otra de las claves del éxito de esta edición fue la inclusión de actividades interactivas. Juegos tradicionales, zonas de lectura, intervenciones artísticas y hasta clases abiertas de yoga y meditación fueron parte del menú, lo que permitió atraer a un público variado y mantener el interés durante toda la tarde.
El evento se desarrolló con un fuerte dispositivo de limpieza y cuidado del medio ambiente. Hubo estaciones de reciclado, promotores ambientales y entrega de bolsas reutilizables para fomentar la separación de residuos.
También se garantizó la seguridad con presencia de personal del SAME, agentes de prevención y puntos de hidratación gratuitos, fundamentales en jornadas extensas al aire libre.
Personalmente, viví una jornada que logró sintetizar lo mejor de la vida urbana: el reencuentro con la naturaleza, la celebración de la cultura y la recuperación del espacio público como lugar de pertenencia.
«Atardeceres en la Ciudad» no es solo un evento: es una invitación a reconectar con lo simple, con lo esencial. Y cada vez que el sol baja sobre el río, nos recuerda que todavía hay mucho por disfrutar juntos.