Más de 25 mil estudiantes ya participaron de las visitas guiadas del Ecoparque

El Ecoparque de Buenos Aires vuelve a abrir sus puertas a las instituciones educativas con una propuesta que combina aprendizaje, naturaleza y conciencia ambiental.

Las visitas guiadas ya están disponibles y prometen una experiencia única para estudiantes de todos los niveles, en un recorrido pensado para redescubrir la biodiversidad en pleno corazón de la ciudad.

Queremos que los chicos comprendan la importancia de convivir en equilibrio con los animales y la naturaleza.

El Ecoparque no es un zoológico, es un espacio educativo y de conservación, expresan desde la organización del predio, ubicado en el histórico emplazamiento del antiguo Zoológico porteño, en Palermo.

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El Ecoparque de Buenos Aires, dependiente del Gobierno de la Ciudad, lanzó oficialmente su temporada de visitas guiadas destinadas a instituciones educativas de todos los niveles.

La propuesta busca acercar a niños y jóvenes al conocimiento de la fauna autóctona y exótica, en un contexto de educación ambiental y preservación del patrimonio natural.

Las visitas se realizan con reserva previa y tienen una duración aproximada de una hora y media. Se organizan turnos matutinos y vespertinos, con un punto de partida en el acceso de Plaza Italia (Av. Las Heras y Av. Sarmiento) y finalización en el ingreso de Av. Libertador y Av. Sarmiento.

Durante el recorrido, el grupo es acompañado por personal educativo especializado que brinda explicaciones didácticas, adaptadas a cada edad.

Una de las novedades más destacadas es que la actividad continúa siendo gratuita para las escuelas públicas, mientras que las escuelas privadas deben abonar un arancel de $3.355 por alumno, monto destinado al mantenimiento del espacio y a los programas de conservación de especies.

Según datos del propio Ecoparque, durante el último año participaron más de 25.000 estudiantes, lo que demuestra el creciente interés por estas propuestas pedagógicas que combinan recreación y aprendizaje.

En los recorridos se destacan distintos puntos del predio, como el área de rehabilitación de fauna silvestre, los jardines históricos, el aviario, y los sectores dedicados a la flora nativa.

También se hace hincapié en la historia del lugar, que a lo largo del siglo XX funcionó como zoológico, y que desde 2016 se transformó progresivamente en un espacio sin animales en exhibición permanente, orientado a la educación ambiental y a la investigación.

El Ecoparque de Buenos Aires se consolidó como un laboratorio de conservación urbana. Hoy, muchos de los animales que permanecen en el lugar están allí bajo tratamiento o recuperación, tras haber sido rescatados del tráfico ilegal o de situaciones de maltrato.

Otros fueron trasladados a reservas naturales y santuarios donde pueden vivir en condiciones más adecuadas.

Además, las visitas guiadas incluyen una mirada sobre los proyectos científicos que se desarrollan en el predio, como los programas de reproducción de especies amenazadas, la atención veterinaria especializada y la colaboración con centros de investigación nacionales e internacionales.

En ese marco, se invita a los alumnos a reflexionar sobre la pérdida de hábitats, el impacto del cambio climático y las acciones cotidianas que cada ciudadano puede adoptar para cuidar el ambiente.

Para quienes deseen visitar el Ecoparque de forma independiente, el espacio abre sus puertas de martes a domingos y feriados de 11 a 18 horas, con entrada libre y gratuita.

Las familias pueden recorrer los senderos históricos, descansar en las áreas verdes o participar de talleres educativos y actividades recreativas que se organizan los fines de semana.

Ubicado en una de las zonas más emblemáticas de Palermo, el Ecoparque representa un pulmón verde y un aula a cielo abierto.

Su propuesta educativa no solo busca entretener, sino también formar una nueva generación de porteños y porteñas conscientes del valor de la naturaleza urbana.

En cada visita, los educadores destacan el mensaje de respeto hacia los animales y la importancia de conservar los ecosistemas que los sostienen.

A lo largo de los últimos años, el predio experimentó una profunda transformación. Atrás quedaron las jaulas y los espectáculos con animales, para dar lugar a un modelo moderno de gestión ambiental que combina ciencia, educación y recreación responsable.

Esta reconversión lo convirtió en un referente latinoamericano en materia de bienestar animal y pedagogía ambiental.

Las reservas ya están abiertas a través del sitio oficial del Ecoparque, donde las instituciones pueden seleccionar fecha, horario y nivel educativo.

La demanda suele ser alta, especialmente durante la primavera, por lo que se recomienda realizar las solicitudes con anticipación.

La experiencia se complementa con materiales pedagógicos que los docentes pueden utilizar en clase antes o después de la visita.

Desde su reapertura, el Ecoparque no solo recuperó la esencia de un espacio natural dentro de la gran urbe, sino que además resignificó su función social.

Lo que alguna vez fue un zoológico clásico se transformó en un emblema de cambio cultural, donde la educación ambiental se vive en primera persona y donde cada árbol, cada jaula vacía y cada sendero invitan a reflexionar sobre nuestro vínculo con el entorno.

Personalmente, recorrer el Ecoparque es volver a conectar con la esencia del aprendizaje vivo: ese que no se enseña solo en los libros, sino en el contacto directo con la naturaleza.

Cada paso entre sus senderos nos recuerda que la ciudad puede convivir en armonía con la vida silvestre si elegimos cuidar, entender y respetar.

Porque conservar no es solo una acción ambiental: es también una forma de construir futuro.

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