La Justicia ordenó un allanamiento en Palermo por la denuncia de paradero de la ex Bandana

La exintegrante de Bandana, Lourdes Fernández, rompió el silencio con un video en sus redes sociales luego de que su madre denunciara su desaparición ante la Policía de la Ciudad.

“Estoy perfecta”, aseguró la cantante, quien reapareció tras casi tres semanas sin contacto con su familia. La denuncia había encendido las alarmas sobre posibles episodios de violencia de género y motivó un operativo policial en el domicilio de su expareja, en Palermo.

Chicos, me acabo de levantar. Estoy con gripe desde el lunes. No puedo creerlo, esto es terrible, expresó Lourdes visiblemente afectada en una historia de Instagram, en la que agradeció la preocupación de sus seguidores y aclaró que se encontraba en buen estado. “Gracias por ocuparse de mí, estoy bien”, agregó, con una voz ronca que confirmaba su disfonía.

La noticia sobre la supuesta desaparición de Lourdes Fernández —más conocida como Lowrdez— conmocionó a sus seguidores y a la escena musical argentina.

Durante casi tres semanas, la cantante no mantuvo contacto con su madre, quien, preocupada por el silencio, decidió acudir a la Comisaría Vecinal 14B de Palermo.

Allí, denunció la falta de comunicación y mencionó que su hija habría atravesado situaciones de violencia de género con su expareja, Leandro Esteban García Gómez.

A raíz de esa presentación, la Justicia ordenó una averiguación de paradero y se desplegó un operativo policial que incluyó allanamientos en el domicilio del hombre, quien permitió el ingreso de las fuerzas y aseguró que Lourdes ya no vivía con él.

Sin embargo, la incertidumbre creció cuando, a pesar del movimiento judicial, la artista seguía activa en sus redes sociales, publicando historias y mensajes que muchos interpretaron como confusos o desconectados de la realidad.

El caso tomó fuerza mediática no solo por el pasado artístico de Lourdes, sino también porque coincidía con la preparación del regreso de Bandana, la agrupación pop que marcó a toda una generación a principios de los 2000.

Desde la producción del show, programado para el 23 de noviembre, confirmaron que mantenían contacto cotidiano con ella. “Estamos organizando los ensayos, las sesiones de fotos y todo lo necesario para el espectáculo.

Lourdes está en comunicación con el equipo y con el resto de las chicas”, aseguraron desde la organización, intentando llevar tranquilidad.

Mientras tanto, la madre de la cantante aguardaba novedades oficiales, con la esperanza de que su hija se encontrara bien.

En paralelo, las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo, recuerdos y pedidos de información. Muchos fans destacaron el talento y la energía de Lourdes, y lamentaron la exposición mediática que debió atravesar en medio de un tema tan delicado.

Poco después, la propia artista publicó un video aclaratorio que duró menos de un minuto, donde desdramatizó la situación: “Estoy perfecta. Estoy con gripe, nada más. Esto es terrible”. Aunque el tono buscó transmitir calma, las autoridades decidieron continuar con las diligencias judiciales hasta confirmar su estado de salud y situación personal.

La denuncia, además, puso sobre la mesa una problemática mucho más amplia: la falta de protocolos claros frente a denuncias de desaparición en contextos de violencia de género.

Desde organizaciones feministas recordaron que “toda desaparición de una mujer debe ser tratada como un posible caso de violencia”, y remarcaron que la intervención temprana del Estado puede ser determinante para evitar tragedias.

En el entorno más cercano de Lourdes, algunos allegados manifestaron su desconcierto por lo ocurrido. “Fue una confusión enorme, pero también un reflejo de lo vulnerable que puede ser la vida pública de una artista. Todo se viraliza en cuestión de minutos”, dijo una fuente cercana a la producción del show.

Más allá del alivio por su aparición, el episodio dejó al descubierto la presión que enfrentan los artistas al convivir con una exposición constante en redes sociales.

En pocos minutos, la noticia del “paradero desconocido” había copado portales, programas de televisión y redes, generando una cadena de especulaciones que —aunque bien intencionadas— terminaron amplificando el pánico.

Lourdes Fernández, que en su etapa solista se hace llamar Lowrdez, había mantenido una actividad irregular en Instagram en las semanas previas.

Aun así, publicó el Día de la Madre una foto junto a su mamá, y días después compartió historias con referencias a su expareja. Esa dualidad —entre la visibilidad virtual y el silencio personal— fue lo que motivó la preocupación familiar.

El caso también evidenció la fragilidad de los vínculos públicos y privados en tiempos digitales. En cuestión de horas, una denuncia doméstica se transformó en noticia nacional.

“Este episodio muestra cómo las redes pueden amplificar una alarma, pero también cómo sirven para dar señales de vida”, explicó un especialista en comunicación digital.

Por su parte, la Justicia porteña continúa con las actuaciones formales, mientras la cantante intenta retomar su rutina habitual.

Se espera que en los próximos días emita un comunicado más extenso o realice una aparición pública junto a sus compañeras de Bandana para despejar dudas.

La aparición de Lourdes Fernández trajo alivio, pero también dejó expuestas las tensiones entre la intimidad, la fama y la preocupación legítima por la seguridad de las mujeres.

En medio de rumores y procedimientos judiciales, la artista eligió la sencillez para tranquilizar a todos: “Estoy perfecta”.

Sin embargo, la historia deja una lección clara: en tiempos de redes y violencia invisible, la empatía y la prudencia siguen siendo los mejores reflejos.

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