Entre los dilemas de la vida cotidiana, el momento del día en el que se toma una ducha encabeza los primeros lugares.
¿Hay realmente diferencias?
Los especialistas aseguran que sí y develan los motivos.
Las razones para ducharse a la mañana
Los partidarios de ducharse al levantarse sostienen que la mejor forma de empezar el día, ya que un remojón de agua fría activa el organismo después de una noche de sueño, mito que ahora la ciencia médica confirma como real.
En un artículo publicado en el New York Times, Janet K. Kennedy, médica especializada en descanso y sueño, cuenta que ducharse a la mañana puede suponer una gran diferencia para las personas a las que les cuesta despertarse y despabilarse.
En esa línea, asegura que tomar una ducha al comenzar el día, ayuda a que nuestro cuerpo entre en un estado de alerta que contribuye a activar nuestro sistema nervioso.
Sin embargo, advierte que aquellos a los que les gusta la ducha a baja temperatura por las mañanas deben ser cuidadosos y no excederse ya que si el agua está demasiado fría la temperatura corporal puede aumentar de manera innecesaria.
Asimismo, ducharse por la mañana también contribuye a eliminar todo el sudor y las bacterias excretadas por nuestro cuerpo durante la noche fruto por el contacto con las sábanas.
Los pro de la ducha nocturna
Ducharse por a la noche también es beneficioso porque proporciona la sensación de irse a dormir limpio y fresco, más allá de que un baño relajante una hora y media antes de irse a la cama, es recomendable para las personas que sufren insomnio o que les cuesta conciliar el sueño
«En sincronía con los ritmos circadianos, el cuerpo tiende a enfriarse de forma natural por la noche a medida que se acerca nuestra hora de dormir.
Al ducharnos, contribuimos a elevar de forma artificial nuestra temperatura corporal lo que ayuda a un enfriamiento más acelerado que estimula el sueño», afirma Kennedy.
Asimismo, ducharse a la noche tiene otras ventajas como la de ayudar a liberar la tensión muscular, que también favorece el sueño.
¿Ducha fría o caliente?
Sin embargo, los expertos avisan que una ducha demasiado caliente, ya sea por la mañana o por la noche, puede dañar la piel irritándola al eliminar el manto lipídico de nuestro cuerpo.
Por eso, los expertos recomiendan que las duchas muy calientes no deben superar los 10 minutos ya que, de otro modo, se corre el riesgo de irritar y secar la piel.
Un efecto que podría verse aumentado por el uso de la mayoría de los jabones que venden en el mercado ya que cuentan con un PH distinto al de nuestra piel.
Además, existe un componente económico importante que se debe tener en cuenta a la hora de decidir: las duchas frías son más respetuosas con el medio ambiente y menos gravosas para el bolsillo, ya que el gasto energético es menor cuando nos duchamos con agua fría.
En busca del equilibrio
Mucha gente acostumbrada a los climas cálidos y húmedos o personas extremadamente celosas de su higiene personal prefiere ducharse dos veces al día, con lo que compensa las demandas.
Una opción que, a priori, siempre que no sean excesivamente largas ni con agua muy caliente no resulta perjudicial para la piel.
De hecho, bañarse dos veces al día generalmente es bueno para la piel y el cuero cabelludo, apunta Gary Goldenberg, médico dermatólogo y profesor universitario en Nueva York, que a su vez advierte que ambas duchas “sean rápidas” y quien las tome, “no tenga un eccema severo o dermatitis”.
Si vas al gimnasio después del trabajo o si trabajas afuera, «obviamente vas a querer ducharte antes de irte a la cama porque hay mucho sudor, y las bacterias pueden causar acné», puntualizó.