El gato que se cree perro en el barrio de Palermo

El felino se llama Coco y es de la raza Bengala, pasea con correa, se junta con los perros de la zona y llama la atención de todos los vecinos del barrio de Palermo.

Sale a pasear, posa para las cámaras y los vecinos le piden selfies.

Podría tratarse de un instagramer de moda o de una figura reconocida de la TV. Pero no: es Coco, un gato muy llamativo que se roba todas las miradas.

Los especialistas aseguran que es «el felino número uno» y por su carácter logra ser líder, incluso, de un grupo de perros.

Coco se sienta en la vereda junto a las mascotas del barrio y los vecinos quedan atónitos ante su comportamiento y belleza.

Johanna es la dueña y ama a los gatos. Rescató a varios que habían sido abandonados y viven en la casa de su mamá.

“A uno le salvamos la vida, tenía un tumor y lo encontré moribundo. No podía dejarlo así”, contó a los medios que la entrevistaban.

Por eso, días antes de su cumpleaños, su abuelo sabía muy bien qué regalo hacerle y así llegó Coco, desde Bahía Blanca a la Ciudad.

“No bien me lo dieron le puse un collarcito para que se acostumbre, y ahora cuando vuelvo del trabajo busca solo la correa y me la alcanza para salir a pasear, o se mete en el ascensor para bajar a la calle”.

Lo llamativo es que es Coco el que se acerca a los perros, y muchas veces son ellos los que se asustan de él.

“No es normal este comportamiento, excepto que haya tenido un gran entrenamiento”, explicó la presidente de la Asociación Felina Argentina, Elena Pérez, que describió a los gatos de esta raza como “cariñosos, con gran capacidad de salto y adaptación a cualquier ambiente”.

El veterinario Oscar Osela (MN 7194) coincidió en que “es inusual” esta situación porque Coco no fue adiestrado, pero aseguró: “Lo respetan por su agresividad.

En carácter, es el representante de los felinos, el número uno. De hecho, no cualquiera puede tener un gato así, los dueños también tienen que tener carácter”.

Johanna sabe que Coco puede reaccionar como todos los de su especie, por eso está atenta: “Le pongo límites pero con gestos o con la voz, porque no se sabe nunca cuál va a ser su reacción y por eso es que también lo paseo con correa”.

Pérez indicó que los Bengala tienen pocos años en el país. “Llegaron en 1993, cuando un matrimonio de criadores de gatos persa conocieron la raza y compraron una pareja.

Por eso también pueden llamar la atención, porque no hay muchos”, explicó.

“La gente me para por la calle para sacarle fotos. Hace unos días estuve más de una hora afuera de una farmacia porque cada vez se acercaban más personas a mirarlo y acariciarlo”, relató Johanna. Sin embargo, no todos son halagos para su mascota: “Me preguntaron si era un yaguareté o un tigre por sus manchitas, y me quisieron denunciar por andar con un felino por la Ciudad, pero los vecinos ahora que lo conocen saben que no es así y se acostumbraron a su presencia”.

Esa primera impresión de la gente del barrio no fue casual. La raza Bengala o Bengalí es un híbrido que se originó en Estados Unidos, en 1963, cuando la genetista Jean Mill hizo experimentos de cruce entre un gato manso y otro salvaje de Asia.

Por lo que literalmente en Palermo vive un pequeño tigre doméstico.

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